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Estudio indagó en la frecuencia y tipo de interacciones de calidad en aulas de prekínder y kínder

17 de Noviembre de 2022

El aprendizaje infantil ocurre en gran medida durante las interacciones con adultos o entre pares. Por esto, esta investigación, financiada por Fonide, el estudio analizó dichas interacciones en 22 aulas de prekínder y kínder.

El aprendizaje infantil ocurre en gran medida durante las interacciones entre pares o con adultos. Por eso, un estudio realizado por un equipo del CIAE del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile buscó identificar y describir las interacciones pedagógicas de calidad en 22 aulas de prekínder y kínder.

“Solo la educación parvularia de alta calidad tiene efectos positivos sobre los niños y niñas. Sin embargo, los instrumentos que existen para evaluar la calidad global del aula en el país no logran dar cuenta del desarrollo y aprendizaje de niños y niñas y existe poca consistencia con los resultados de aprendizaje de niños y niñas”, explica la investigadora del CIAE y académica del IE, Marcela Pardo.

En el aula, las interacciones pueden definirse como los intercambios diarios de ida y vuelta que ocurren entre educadoras/es y niñas/os durante la jornada, incluyendo aquellos que son sociales e instruccionales por naturaleza. Estas interacciones se vinculan al desarrollo integral de las/os niñas/os en áreas como las habilidades socioemocionales, lenguaje, matemáticas y autorregulación. A través de las interacciones se transmite el currículum y las actividades instruccionales a los niños y a la vez las interacciones predicen sus resultados. “Definimos las interacciones de calidad como un intercambio de lenguaje complejo que promueve el diálogo educativo, andamiaje o el pensamiento sostenido compartido. Es decir, aquellas interacciones que tienen una triada, al menos, iniciación, respuesta y retroalimentación”, explica la asistente de investigación del CIAE, Liliana Morawietz.

El estudio, que fue financiado por FONIDE del Ministerio de Educación, encontró que en las aulas que se observaron se dedica poco tiempo de la jornada a desarrollar interacciones de calidad y que más bien éstas apuntan a fomentar la participación de niños y niñas, lo que no necesariamente se asocia a intercambios de lenguaje complejo. A la vez, más del 90% de las interacciones son iniciadas por la educadora, y solo en contadas las ocasiones niñas y niños originan los intercambios. Además, se encontró que existe disposición en las educadoras a fomentar y potenciar el aprendizaje de los niños y las niñas, algo que se ha asociado con la metacognición y la conexión entre la educadora y las/os niños.

“Hay una oportunidad para avanzar mucho en el sentido de fomentar y trabajar los recursos y/o habilidades de las educadoras para trabajar las interacciones de calidad. Un recurso simple para fortalecer la calidad de las interacciones es potenciar el rol de los asistentes de aula. En la medida que ellas dejen de tener el rol de mantener el orden y establecer trabajo en grupos paralelos”, explica Liliana Morawietz.

Al estudiar los tipos de interacciones de calidad, el estudio permitió clasificarlas entre interacciones que fomentan un clima de aula positivo, aquellas que fomentan el desarrollo del pensamiento y la comprensión del contenido. 

“Si bien el análisis cualitativo permitió identificar interacciones de calidad, la poca ocurrencia de estos momentos abre la pregunta sobre cuánta exposición a interacciones de calidad es necesaria para poder movilizar los aprendizajes. En este sentido, es posible que los casos en que ocurren interacciones de calidad no sean lo suficientemente frecuentes como para promover un avance significativo en niñas y niños”, se preguntan las autoras del estudio Macarena Silva, Marcela Pardo y Liliana Morawietz.

 

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